Características De La Cosmovisión

Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de Sus manos. Un día emite palabra a otro día y una noche a otra noche revela sabiduría.” (Salmos 19:1–2)

En nuestro primer estudio de las cosmovisiones, analizamos el concepto básico de una cosmovisión. Notamos que todos tienen una cosmovisión que está fundamentada en presuposiciones elementales y que nos sirve principalmente para ayudarnos a funcionar en el mundo. Es importante comprender que este método presuposicional de defender la fe es una apologética a nivel de una cosmovisión, que evita un análisis por partes de hechos aislados y desafía toda la cosmovisión del incrédulo con la cosmovisión cristiana. Ahora que todos estamos conscientes del significado y la necesidad de una cosmovisión, consideremos los temas clave con los que toda cosmovisión debe contar.

Preocupaciones Centrales

Nosotros presentamos tres asuntos fundamentales que todas las cosmovisiones deben ser capaces de manejar. Hablando técnicamente, estas son metafísica, epistemología y ética. Aunque esto involucra temas filosóficos complejos, finalmente son asuntos muy prácticos que podemos simplificar y aplicar en nuestras situaciones cotidianas y usarlas en nuestros encuentros apologéticos con incrédulos:

“Cuando nosotros hablamos con incrédulos acerca de su visión—especialmente de sus cosmovisiones—debemos ser especialmente sensibles para escuchar y discernir cuales de sus supuestos que les controlan son acerca de la naturaleza de la realidad (metafísica), cuáles acerca de la naturaleza de su conocimiento (epistemología) y cuáles acerca de lo que está bien o mal en el comportamiento humano (ética).

Aunque no todos piensan de manera clara y específica acerca de tales asuntos en lo abstracto (de acuerdo a principios subyacentes) y aunque no todos serán capaces de establecer abierta y explícitamente cuáles son sus supuestos que operan, no obstante todos utilizan alguna perspectiva básica con respecto a la realidad, el conocimiento y la conducta. Como decimos, todos “sí” filosofan, pero no todos lo hacen bien—no todos reflejan conscientemente tales asuntos y buscan una perspectiva convincente y consistente.”[1]

Consideremos cada una de estas tres cosmovisiones construyendo bloques.

Metafísica

La palabra metafísica se deriva del latín metaphysica, que se basa en el compuesto de dos palabras griegas: meta (“después, más allá”) y physika (“física, naturaleza”). Literalmente significa “más allá de lo físico”, es decir, más allá del mundo físico de la percepción de los sentidos. Aquí hay una definición sucinta de “metafísica”: “El estudio de la naturaleza fundamental de la realidad, el origen, la estructura y la naturaleza de lo que es real.

La metafísica nos informa como es el mundo y qué lugar ocupa el hombre en este mundo. Esta observa detrás del mundo exterior de la experiencia sensorial buscando discernir qué explica el mundo físico. Entonces obviamente la metafísica es una consideración de suma importancia para cualquier cosmovisión, en la que trata con cualquier pregunta de la naturaleza y de la estructura de la realidad. La metafísica hace preguntas como las siguientes:

  • ¿Qué significa existir? ¿Qué tipo de cosas existen?
  • ¿Cuál es la naturaleza del hombre? ¿Es libre el hombre? ¿Es bueno? ¿Es un animal?
  • ¿Cuál es la naturaleza del universo? ¿Es objetivamente real o simplemente apariencias?
  • ¿Existe Dios? ¿Cuál es Su naturaleza? ¿Cuál es la relación de Dios con el universo?
  • ¿Existe el cambio o el desarrollo? ¿Cómo cambian las cosas? ¿Cómo es el desarrollo posible? ¿Qué es la historia?
  • ¿Cuál es el carácter de las leyes o conceptos que gobiernan la realidad? ¿Están cambiando? ¿Son universales? ¿Cuáles son los límites de la posibilidad?

Los metafísicos buscan comprender el mundo como un todo. Ellos intentan descubrir y aplicar los principios fundamentales necesarios para sistematizar y explicar la forma en la que nosotros vemos, operamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Ya sea que la persona promedio siquiera este consciente de la metafísica o no, definitivamente debe tener una perspectiva metafísica operando en su vida. Esto se debe a que por lo menos tiene un entendimiento general de lo que cree que es el mundo. Si no lo tuviera, no sería capaz de darle sentido a su experiencia y no podría funcionar en el mundo exterior.

Como temas fundamentales relacionados con la realidad, las preguntas de la metafísica enlistadas anteriormente son asuntos tanto para la cosmovisión secular como la cristiana. También se pueden expresar en términos de las doctrinas cristianas, tales como la Creación, la Caída y la Consumación. Debido a que la apologética se refiere a la pregunta acerca de Dios, necesariamente trata con Dios y Su relación con el hombre, la obligación del hombre con Dios, cómo regula Dios al mundo, el predicamento de la moral del hombre y la pregunta sobre la libertad del hombre en un mundo creado y controlado por Dios.

Lo que los metafísicos estudian es la teología cristiana vestida de secular. Esto es así, no porque ambas cosmovisiones, tanto la cristiana como la de los incrédulos, deban lidiar con los mismos temas fundamentales concernientes a la realidad y porque el hombre es intrínsecamente una creatura religiosa, habiendo sido creado a la imagen de Dios (Génesis 1:26; 9:6), sino también porque Dios ha creado todas las cosas y esas cosas sólo pueden ser comprendidas correctamente en términos de Dios y Sus planes. Por lo tanto, los incrédulos tienen su versión secularizada de las doctrinas de la Creación, la Caída y la Consumación. El vocabulario varía pero los temas son los mis mos.[2] Como lo expresa Van Til: “Hay una filosofía de hechos en la Biblia que nosotros utilizamos para la interpretación de cada hecho de nuestras vidas.”[3]

Aunque ahora, ya estás consciente de que no estás en un terreno neutral con el incrédulo, debes entender que sí tienes un terreno en común con él. Más bien, los cristianos tienen un “punto de contacto” con el incrédulo. Necesitas entender este punto de contacto para poder abordar al incrédulo correctamente. Un buen apologista cristiano estará alerta a los temas básicos de la metafísica cuando está desafiando la cosmovisión de un incrédulo.

La fe cristiana involucra una cosmovisión holística. El cristianismo no difiere con el anticristianismo sólo en unos cuantos temas o aún en muchos temas sino que está en desacuerdo con la cosmovisión del incrédulo en todos los ámbitos—en su principio. Este ofrece un sistema de vida completo y como tal tiene una perspectiva metafísica definida, una forma de ver y un entendimiento de nosotros mismos y del mundo. Como defensor de la fe, debes estar consciente de que las Escrituras revelan numerosas verdades para rellenar y enmarcar la metafísica cristiana.

Como notamos en nuestro estudio previo, la Biblia inicia de manera majestuosa con la declaración fundamental del origen mismo del Universo. Esta nos revela que este fue creado en su totalidad a gran escala por la palabra creativa todopoderosa de Dios (Génesis 1; Juan 1:3; Hebreos 11:13). Toda la Escritura descansa en el supuesto de que el mundo tangible en realidad existe y en que es lo que es, debido a la actividad creativa original de Dios y Su gobierno providencial continuo (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3). Esta nos enseña que todas las cosas fueron creadas por y para Dios (Romanos 11:36; Apocalipsis 4:11) y nos dirige a un entendimiento correcto y a una interpretación del mundo como un sistema creado y gobernado por Dios.

Tú vives en el mundo de Dios como Su más alta creación (Salmos 8:4–9). Proverbios subraya tu obligación, como Van Til lo pone, “pensar los pensamientos de Dios después de Él;” esto es, que tú no tienes que pensar de manera neutral o descartar a Dios de tus consideraciones cuando te estés evaluando a ti o al mundo:

Inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios,

Y aplica tu corazón a mi sabiduría;

Porque será cosa deliciosa, si las guardas dentro de ti,

Que ellas estén listas en tus labios.

Para que tu confianza sea en el Señor,

Yo te he enseñado a ti hoy, incluso a ti.

¿No te he escrito cosas excelentes

de consejos y sabiduría,

para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad

Para que le puedas responder correctamente a quién te envió?

(Proverbios 22:17–21)

Como cristiano debes reconocer la autoridad incuestionable de la Palabra de Dios y entender la alabanza a Dios del salmista a este respecto: “En tu luz vemos luz” (Salmos 36:9). Sólo desde la perspectiva de Dios tienes la luz correcta para entender el mundo rectamente. Como Salomón lo expresó: Debes evitar ver el mundo y la vida desde la limitada perspectiva “bajo el sol” (ejem. Eclesiastés 1:3, 9; 3:16; 4:1) o “debajo del cielo” (ejem. Eclesiastés 1:13; 2:3; 3:1) para que puedas entender el mundo con precisión y la vida correctamente.[4]

Como un cristiano, estás comprometido con una metafísica revelada, esbozada en la Escritura y fundada sobre el Creador infinito y personal, en lugar de sobre el azar impersonal e irracional (como en la cosmovisión de los incrédulos prevaleciente en nuestra cultura hoy):

“La Escritura nos enseña que “sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas… y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas” (1 Corintios 8:6). Todas las cosas, de todo tipo, fueron creadas por Él (Juan 1:3; Colosenses 1:16). Pero Él es antes de todas las cosas y todas las cosas en Él se mantienen unidas y adheridas (Juan 1:1; Colosenses 1:17). Él lleva o conserva todas las cosas por la palabra de Su poder (Hebreos 1:3). Por lo tanto, para existir es ser divino o creado. En Dios nosotros vivimos y nos movemos y somos (Hechos 17:28). Sin embargo, Él tiene vida en sí mismo (Juan 5:25; Éxodo 3:13). El Dios viviente y verdadero da la unidad distinguible o la naturaleza común de cosas (Génesis 2:19), categorizándolas al ponerles Su interpretación (ejem. Génesis 1:5, 8, 10, 17; 2:9). También es Él quien hace que las cosas difieran unas de otras (1 Corintios 4:7); Éxodo 11:7; Romanos 9:21; 1 Corintios 12:4–6; 15:38–41). Similitud y diferenciación, entonces, son el resultado de Su trabajo creativo y providencial. Tanto la existencia como la naturaleza de las cosas encuentran su explicación en Él—ya sea de manera casual (Efesios 1:11) o teleológica (Efesios 1:11). Dios es la fuente de toda posibilidad (Isaías 43:10; 44:5; 65:11) y así establece los límites de la realidad posible por medio de Su propia voluntad y decreto.”[5]

A este respecto, la revelación metafísica importante acerca del ser de Dios incluye lo siguiente:

  • Dios es sin causa y existe en sí mismo eternamente. No hay nada antes de Dios que rinda cuentas de Su origen y existencia (Génesis 1:1; Deuteronomio 33:37; Isaías 45:5–6, 18; Efesios 3:19; 1 Timoteo 1:17).
  • Dios es autónomo, no necesita nada fuera del Él mismo para prolongar Su existencia. Él es absolutamente autosuficiente; Él sólo se auto define.[6] (Éxodo 3:14; Juan 5:26; Hecho 17:25).
  • Dios es absolutamente independiente y autosuficiente en pensamiento (Job 11:7; 40:1–8; Isaías 55:8–11; Romanos 11:33–34), consejo (Salmos 33:11; Isaías 40:12–14), voluntad (Daniel 4:35; Romanos 9:19; Efesios 1:5) y poder (Salmos 115:3; 135:6; 40:21–26).
  • Dios es el terreno fundamental de toda realidad. Todo fuera de Dios al final se deriva de Su poder creativo (Génesis 1:1; Éxodo 20:11; Nehemías 9:6; Apocalipsis 4:11).

Por lo tanto, Dios, y sólo Dios define al mundo y a la realidad. Él es el piso de toda la realidad y debe ser el fundamento de nuestra perspectiva y programa de metafísica. Cuando se le pide que dé las bases y su punto de partida para el universo ordenado y toda la realidad externa, el cristiano señala al Dios de la Escritura como autónomo, omnipresente, todopoderoso, omnisciente y personal.

Como veremos más adelante, cuando al no cristiano se le pide que provea su fundamento para el universo ordenado y la realidad externa, este no señala literalmente nada. Ha sido expresado de manera graciosa que “un ateo es un hombre que no tiene medios invisibles de apoyo” (John Buchan, 1857–1940). En la visión del no cristiano, todo ha surgido de nada por medio del mecanismo irracional de la posibilidad. Cuando se le pregunta si algo puede surgir milagrosamente en un instante y existir de la nada, el no cristiano responde rotundamente con una negativa. ¡Los milagros instantáneos están fuera de cuestión! Pero cuando se les pregunta si algo puede salir de la nada si se le dan muchos billones de años, el no cristiano confiadamente responde con una afirmación. Pero como Van Til ha señalado, el no cristiano pasa por alto el hecho de que si un cero es igual a cero, entonces un billón de ceros puede ser igual a un cero. El no cristiano intenta basar lo racional en lo irracional, el Universo racional en la posibilidad irracional.

Epistemología

Otro tema clave en cualquier cosmovisión es la epistemología. El término epistemología se basa en dos palabras griegas: episteme (“conocimiento”) y logos (“palabra, discurso”). El Dr. Bahnsen define epistemología como “el estudio de la naturaleza y los límites del conocimiento humano; esta hace preguntas acerca de la verdad, la creencia, la justificación, etc.”[7] También investiga el origen, la naturaleza, los métodos y los límites del conocimiento, descubriendo lo que sabemos y cómo llegamos a saberlo. La investigación epistemológica se enfoca particularmente en 4 tipos de preguntas:

  • ¿Cuál es la naturaleza de la verdad y de la objetividad?
  • ¿Cuál es la naturaleza de la creencia y del conocimiento? ¿Cuál es la relación entre ellos? ¿Podemos saber y aún no creer?
  • ¿Cuáles son los estándares que justifican las creencias? ¿Cómo sabemos lo que sabemos? ¿Cuál es la prueba o la evidencia que es aceptable?
  • ¿Cuáles son los procedimientos apropiados para la ciencia y el descubrimiento? ¿Cómo son evaluados? ¿Qué estándares ofrecen ellos?

En la teología cristiana la epistemología corresponde con la revelación divina. La revelación es el acto personal y sobrenatural de la comunicación de Dios por medio de la cuál, Él activamente se hace a sí mismo y a Su voluntad conocida para el hombre. Nosotros tenemos conocimiento de Dios y del mundo revelado a nosotros por medio de tres medios básicos:

Revelación General: La doctrina de la revelación general enseña que Dios se revela a sí mismo en el orden creado (la naturaleza). Esta es revelación creacional que se dirige al hombre como hombre (la imagen creada de Dios, Génesis 1:26; 9:6). Revela la existencia de Dios (Romanos 1:20), la gloria (Salmos 19:1), el poder (Romanos 1:20), la santidad (2:14–16) y la ira (1:18). Esta revelación es sin lugar a dudas conocida por el hombre, por lo tanto, lo deja moralmente responsable ante Dios. (1:20; 2:1). Esta forma de revelación está dirigida a todo hombre (por lo tanto, se le llama revelación “general”). Aunque la revelación de Dios en la naturaleza no le muestra al hombre el camino de salvación, la naturaleza trinitaria de Dios y muchas otras verdades divinas como esta, sí muestran que Dios existe y que Él es poderoso y que el hombre es responsable ante Él.

David habla de la revelación general en Salmos 19:1–2, señalando que la revelación en la naturaleza es clara y universal:

Los cielos cuentan la gloria de Dios;

Y el firmamento está declarando la obra de Sus manos.

Un día emite palabra a otro día,

Y una noche a otra noche revela sabiduría.

Pablo refleja esta misma idea cuando está enfatizando como la culpa moral del hombre se deriva de su conocimiento:

“Porque la ira de Dios es revelada desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, quienes detienen la verdad con injusticia, porque aquello que se conoce de Dios es evidente en ellos; porque Dios se los hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y naturaleza divina, han sido claramente visibles siendo entendidas por medio de las cosas que se han hecho, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:18–20).

La idea de una revelación general en la naturaleza será muy importante para nuestro método apologético. Esto se debe a que la Escritura enseña que todos los hombres en realidad conocen a Dios—aún los ateos—aunque ellos intenten “detener la verdad” (Romanos 1:18). Debido a la revelación general, nosotros tenemos un punto de contacto con el incrédulo: él es la imagen de Dios y ve la gloria de Dios en la naturaleza así que en lo profundo de su ser sabe que Dios existe.

La importación de la apologética de la revelación general es encontrada en tres implicaciones significativas:

Todo el universo revela necesariamente a Dios. Van Til argumenta, “Ni un solo hecho en este universo puede ser conocido verdaderamente por el hombre sin la existencia de Dios.”[8] Él añade que “Cada hecho prueba la existencia de Dios porque sin la presuposición de Dios y Su consejo, ningún hecho tiene para nada un carácter distinguible.”[9] El mundo de Dios revela a Dios; la creación manifiesta al Creador. Esto asegura nuestro punto de contacto con el incrédulo: Ambos vivimos en el mundo de Dios—y el incrédulo lo sabe dentro de sí.

Todos los hechos y las leyes del universo son comprendidos correctamente en términos de su relación con Dios como hechos y leyes creados divinamente. Todos los hechos son pre interpretados por Dios, lo cual significa que todo en el Universo tiene significado dentro del plan de Dios que es general, divinamente ordenado y que engloba todo, en el cuál ellos existen (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3). El incrédulo no será capaz de explicar el universo ordenado que él experimenta, ya que está comprometido a la ultimidad del azar.

El universo es un medio ambiente extremadamente personal, el cual está permeado con la presencia de Dios (Jeremías 23:23–24; Hechos 17:27–28) y controlado por Su sabio propósito (Isaías 46:19; Efesios 1:11). Como el puritano Thomas Watson comentó acerca de la omnipresencia de Dios,[10] “El centro de Dios está en todos lados, Su circunferencia está por doquier.” El universo no es un medio ambiente impersonal esperando la interpretación del hombre y vacío de propósito y significado separado de la actividad humana. El universo es el medio ambiente del hombre creado por Dios, permeado por Dios y controlado por Dios. En la cosmovisión del incrédulo, él está parado bastante solo en un universo impersonal y sin significado:

  • “El universo es indiferente. ¿Quién lo creó? ¿Por qué estamos aquí en este insignificante montón de barro, dando de vueltas en el espacio infinito? No tengo ni la menor idea y estoy bastante convencido de que nadie tiene la menor idea” (André Maurois, 1885–1967).
  • ¿Por qué deben ser las cosas bastante absurdas, vacías y transitorias? Ellas son así y nosotros somos así, ellas y nosotros vamos muy bien juntos” (George Santayana, 1863–1952).
  • “Todas las cosas que existen nacen sin razón alguna, continúan a través de la debilidad y mueren por accidente. No tiene sentido que hayamos nacido; no tiene sentido que muramos” (Jean-Paul Sartre, 1905–1980).
  • “La vida es una mala broma” (Voltaire, 1694–1778).
  • “Todo es relativo” (Auguste Comte, 1709–1857).
  • “¿Cómo puedo yo, un ser a temporal encarcelado entre el tiempo y el espacio, escapar de mi prisión, cuando sé que fuera del especio y el tiempo no hay nada y que yo, en las profundidades últimas de mi realidad, tampoco soy nada?” (Samuel Beckett, 1906–1989).

Revelación Especial: Dios también se revela a sí mismo de manera directa y proposicional a la mente del hombre en la Escritura. La revelación especial es aquella revelación que es dada al pueblo de Dios (por consiguiente, es “especial”). Esta viene de Dios por medio de una comunicación directa, personal, verbal (o visual), ya sea a través de mensajeros especiales dotados proféticamente o a través de registros escritos de esos mensajeros.

Como aprendemos de la Escritura: “Ninguna profecía jamás fue hecha por un acto de voluntad humana, sino que los hombres movidos por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios” (2 Pedro 1:21). “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea apto y equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16–17).

La importancia de la revelación especial para la apologética se hace sentir en que la presuposición de la verdad de la Escritura es una pre-condición absolutamente indispensable para la verdad, el correcto conocimiento y la ciencia.

Revelación Encarnada: La revelación a través de la encarnación es una forma única de la revelación especial.[11] Cuando Cristo estuvo en la tierra durante el primer siglo Él trajo la revelación más alta de Dios en sí mismo. Él era literalmente Dios caminando en la tierra, aunque protegiendo Su gloria en una forma humana (Filipenses 2:6–8). Él sólo mostró Su majestad completamente en una ocasión: en la transfiguración (Mateo 17:1–2). Pedro recuerda este evento glorioso:

Porque nosotros no seguimos fábulas artificiosas cuando les hicimos saber del poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, sino que fuimos testigos oculares de Su majestad. Pues cuando Él recibió honor y gloria de parte de Dios Padre, tal declaración como esta le fue pronunciada, “Este es Mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia”” (2 Pedro 1:16–17)

El evangelio de Juan nos informa que “Ningún hombre ha visto a Dios jamás, el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy contigo y no me has conocido aún, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Juan 14:9). Hoy en día nosotros no testificamos personalmente la presencia encarnada de Cristo entre nosotros. Sin embargo, el registro de esta forma especial de revelación está resumido para nosotros hoy en la Escritura.

El cristiano establece su teoría de conocimiento en el Dios omnisciente y que todo lo ordena de la Escritura. El conocimiento de Dios es instantáneo (Él no aprende por partes al pasar del tiempo), es verdad (Él no está confundido acerca de algún aspecto de la realidad) y es exhaustivo (Él conoce todas las cosas perfecta y completamente). Él es el “conocimiento perfecto” (Job 37:16; Romanos 11:33–36). De hecho, “conocidas para Dios son todas sus obras desde el principio del mundo” (Hechos 15:18). Y Él le ha revelado en la Biblia al hombre los principios completos necesarios para un fundamento seguro de la realidad, el conocimiento y la experiencia (2 Timoteo 3:16–17). Tal fundamento asegura que lo que el hombre sabe (aunque no puede conocer todas las cosas) lo puede saber en verdad. El conocimiento trabaja porque la mente del hombre, conforme a lo que fue creada por Dios, es receptiva a la realidad externa y es validada por Dios mismo.

Así que, tenemos tres modos de revelación de Dios: indirectamente a través de la naturaleza, directamente a través de la Escritura y personalmente en Cristo. Esto enmarca nuestra teoría cristiana del conocimiento, con la revelación especial en la Escritura siendo particularmente importante para nosotros hoy, como la interpretación directa de Dios del mundo y la vida.

Como veremos señalado más adelante, el no cristiano debe establecer su teoría del conocimiento en el mismo fundamento en el que establece la realidad: en el azar nebuloso, caótico e irracional. Si se sigue consistentemente la teoría no cristiana del conocimiento, esta destruiría completamente la posibilidad misma del conocimiento, provocando que se ahogue en el turbulento océano del irracionalismo. No hay forma de defender la razón en el sistema no cristiano. Los conceptos de la probabilidad, posibilidad, orden, racionalidad y demás, son imposibles en un sistema al azar y casual. Por lo tanto, el cristiano tiene un fundamento seguro para el conocimiento, mientras que el no cristiano no tiene ninguno.

Ética

La ética es la rama de la filosofía conocida como la filosofía moral. Esta estudia las actitudes correctas e incorrectas, los juicios y las acciones, así como también la responsabilidad moral y la obligación. Aquí hay cuatro preguntas de interés especial para la ética:

  • ¿Cuál es la naturaleza del bien y del mal?
  • ¿Cuáles son los estándares para la evaluación ética?
  • ¿Qué hay acerca de la culpa y la paz personal?
  • ¿Cómo consigues o produces el carácter moral?

Para el cristiano, la moralidad se fundamenta en el Dios de la Escritura quien es justo y bueno, omnisciente, omnipresente, omnipotente, personal y eterno creador. Su voluntad, la cual tiene sus raíces en Su ser y naturaleza, es el estándar del hombre para lo correcto. Debido a que Dios es justo y bueno (Salmos 119:137; Marco 10:18b) y omnisciente (Salmos 139:2; Proverbios 15:3), los principios morales revelados en la Escritura siempre son justos y siempre son relevantes para nuestra situación. Debido a que Dios es eterno (Salmos 90:2; 102:12), Sus mandamientos morales siempre son obligatorios para el hombre. “Escuchemos la conclusión de todo este asunto: Teme a Dios y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa secreta, ya sea buena o mala” (Eclesiastés 12:13–14).

Para el no cristiano no hay una base segura para la ética, debido a que la realidad está fundada sobre “nada” y el conocimiento tiene sus raíces en el irracionalismo, la moralidad no puede ser más que una preferencia personal puramente arbitraria y relativista. El relativista sostiene que “la Regla de Oro es que no existen reglas de oro” (George Bernard Shaw, 1856–1950). Claro está que, esto es contradictorio en sí mismo: porque si no hay reglas, entonces esto tampoco puede ser una regla.

Contraria a la perspectiva del incrédulo, D. M. Baillie (1857–1954) comentó: “Nuestros valores morales nos dicen algo acerca de la naturaleza y el propósito de la realidad o son subjetivos y por lo tanto, carecen de significado.” Richard Purtill hizo la observación de que “si nuestra racionalidad y moralidad no vienen de Dios, vienen de permutaciones aleatorias de algunas cosas básicas o vienen del funcionamiento de las fuerzas inconscientes. En cualquier caso, estas no tienen validez.”

En el sistema incrédulo presupuesto por los no cristianos, no hay—y en realidad no puede haber—principios morales definitivos y permanentes. Todo se atrapa en el flujo impersonal de un universo azaroso. El cambio aleatorio es algo fundamental en un sistema así, como consecuencia la ética se reduce a un relativismo puro. El pensamiento no cristiano no puede ofrecer justificación para ningún tipo de comportamiento moral. Esto es peligroso, porque como comentó Fyodor Dostoevsky (1821–1881), “Si Dios no existe, entonces todo es permitido.” El erudito Cristiano Steve Kumar demostró que no hay neutralidad y sugirió una formulación de credo apropiado para los ateos:

No existe Dios.

No existe la Verdad objetiva.

No existe terreno para la Razón.

No existen Morales absolutas.

No existe Valor final.

No existe Significado final.

No existe Esperanza eterna.


Observaciones Exegeticas

Dos temas teológicos en particular que tienen consecuencia para nosotros son el ser absoluto de Dios y Su revelación autoritativa contenida en la Escritura. Analicemos algunos textos claves que tratan con estas doctrinas.

Éxodo 3:14

Algo fundamental para la cosmovisión cristiana y la apologética es lo absoluto de Dios. Todas nuestras presuposiciones de la vida están ancladas en Él. Desafortunadamente, todo tipo de visiones nebulosas y blandas acerca de Dios oscurecen las mentes de los evangélicos hoy en día. Para ayudar a aclarar la gloria del ser de Dios, debemos analizar brevemente un versículo particularmente poderoso. Este versículo es encontrado en la declaración de Dios a Moisés en la Zarza Ardiente. Éxodo 3:13–14 dice:

Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí que yo llego a los hijos de Israel y les digo: El Dios de sus Padres me ha enviado a ustedes. Ahora bien, si ellos me preguntaran: ¿Cuál es Su nombre? ¿Qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: yo soy me ha enviado a ustedes.”

La declaración de interés en particular es: “Yo soy El que soy”. Este pasaje es la fuente histórica para el nombre de Dios, de pacto y especial, Yahweh (o Jehová), el cual aparece 6,823 veces en el Antiguo Testamento. El nombre se deletrea con cuatro consonantes hebreas (y sin vocales) y algunas veces es llamado el “Tetragramatón” (“cuatro letras”: yhwh). Normalmente se deletrea como “Señor” todo en mayúsculas en las versiones en inglés, para distinguirlo de “Señor” (Adonai). Un mundo teológico está encerrado en este nombre divino y auto revelador.

1: “Yo soy El que soy” es el verbo “ser” encontrado en el tiempo imperfecto en hebreo. El tiempo imperfecto indica una acción incompleta, por consiguiente involucra una realidad continúa. Cuando los nombres son formados en este tiempo están distinguiendo una cualidad constante manifestada. El nombre habla de la existencia de Dios en sí mismo: Dios es, Él no vino a ser. Él no dice “Yo era.” Él es. Él existe en sí mismo sin una causa anterior o dependencia actual: Él siempre es. Nosotros podríamos entender esto como: “Yo soy simplemente porque Yo soy” o “Yo estoy siendo quien Yo estoy siendo.”

2: El nombre habla de la duración sin límite de Dios: Él es eterno “Yo Soy.” La repetición del verbo (“Yo soy/Yo soy” en Yo soy el que soy”) enfatiza la continuidad ininterrumpida y la duración sin límite. Cuando personajes bíblicos dan sus nombres, estos generalmente se relacionan con sus padres quienes les dieron el ser (ejem. Hageo 1:1; Zacarías 1:7; Mateo 4:21). La Biblia está llena de genealogías (ejem. Génesis 5; 10; 1 Crónicas; Mateo 1). Pero Dios siempre es y en sí mismo. Él no tiene principio. Como lo señalamos anteriormente, existen dos niveles de realidad: el Dios eterno y la creación temporal.

3: El nombre habla de su auto determinación soberana. Dios determina desde su interior su propio ser. “Yo soy El que soy”. Como el Absoluto, Él opera con libertad sin restricciones. Él no es movido por circunstancias externas ni es resistido por fuerzas compensatorias. Como consecuencia, este nombre habla de la constancia de Dios absoluta y que no cambia. Él no está sujeto a cambio ni en su carácter ni en su determinación, porque Él no está sujeto a cambio en Sí mismo como el Absoluto. En otra parte leemos lo siguiente: “Yo soy el Señor, no cambio” (Malaquías 3:6; Santiago 1:17).

La cosmovisión cristiana está establecida en un fundamento seguro y que no cambia. Esta establecida en el Dios eterno de la Escritura.

2 Timoteo 3:16–17 Y 2 Pedro 1:20–21

Dos pasajes bíblicos importantes hablan del hecho y del método de la inspiración. Debido a que conocemos a Dios de manera más clara y precisa a través de la Escritura y debido a que la apologética bíblica postula a la Escritura misma como uno de sus fundamentos, tú debes estar familiarizado con estos pasajes.

Segunda de Timoteo 3:16–17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea apto y equipado para toda buena obra”

Este es universalmente reconocido como el pasaje clave para establecer el hecho de la inspiración divina de la Escritura. Este manifiesta claramente que: “Toda la Escritura es inspirada por Dios.” La palabra en inglés “inspirada” es técnicamente desafortunada al tratar con el origen de la Escritura. Esta palabra en inglés tiene una importación activa que significa “inhalar.” Esto implica que las Escrituras fueron escritas por el hombre y después fueron “sopladas” por Dios y se les dio su autoridad divina como si fuera por añadidura. Aunque la implicación es errónea, debido a la aceptación popular y ampliamente generalizada del término, nosotros continuaremos usándola en nuestro estudio.

La palabra en griego subyacente a “inspirada por Dios” es theopneustos. Es una palabra pasiva que significa “soplo de Dios.” La palabra no habla de inspirar sino de espirar. No de Dios inhalando sino de Dios exhalando. La Escritura aquí es hablada como un producto final exhalado por el soplo creativo de Dios—sin referirse a como el hombre la recibe (ya sea escrita personalmente por Dios como en Éxodo 31:18 o dada a través de la mediación de un profeta).

Este versículo nos informa que toda la Escritura es el producto de “exhalación” divina. La Biblia no sugiere diferentes niveles de integridad en la Palabra de Dios: “Toda la Escritura es inspirada por Dios.” Y por causa de esto, toda la Escritura “es útil para… a fin de que el hombre de Dios sea apto y equipado para toda buena obra.” Las Escrituras de forma adecuada nos equipan para todo esfuerzo en el que nos involucramos. De hecho, esta establece el piso de nuestras cosmovisiones sobre el que nuestras vidas son construidas.

Ahora consideremos el método de inspiración. Segunda de Pedro 1:20–21 dice: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios, hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

Antes de comenzar, debemos reconocer que la palabra “profecía” se refiere al mensaje completo de la Escritura, no sólo a profecías formales que predicen el futuro, como las encontradas en Isaías o Daniel. La palabra “profecía” significa “hablar adelante,” “contar adelante,” no sólo “pronosticar, predecir.” En este pasaje Pedro habla tanto negativa como positivamente. Veamos que es lo que niega y que afirma.

Cuando lees la frase “interpretación privada” puedes pensar que Pedro está hablando de nuestros esfuerzos por interpretar la Escritura hoy, pero realmente está hablando del recibimiento original de la Escritura por el profeta. Porque continúa declarando “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana” y “los santos hombres de Dios, hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” Estas declaraciones muestran que Pedro está hablando de la recepción original del profeta de la Escritura más que de nuestra comprensión presente de ella.

Así que, Pedro señala de manera negativa el hecho de que las Escrituras no se originaron como resultado de la contemplación de asuntos de manera individual y declarando sus propios pensamientos. Él extiende esto al asentar que “nunca la profecía fue traída por voluntad humana.” Esto quiere decir que ninguna revelación divina tiene su origen en la voluntad humana o en el esfuerzo humano. Pedro es enfático: Ni siquiera una revelación en la Escritura es originada por la actividad humana. Esto “nunca” ocurre.

Entonces se enfoca en la realidad positiva. La frase “los santos hombres de Dios, hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” afirma el origen y la manera en la que la Escritura llegó al hombre. La importancia de “inspirados” no es que hayan sido “dirigidos, guiados o conducidos,” como si Dios ayudara al profeta a encontrar la verdad, sino más bien, habla de ser “tomado y llevado consigo” por el poder de Dios a través del proceso de hablar (o escribir) la Escritura. La Escritura fue escrita por hombres “llevados” (controlados, dominados) por Dios. Ellos “hablaron de parte de Dios.”

Este pasaje enfatiza la actividad de control de Dios al impartir la revelación. El Antiguo Testamento muchas veces condena a los falsos profetas por crear sus propias (presuntas) revelaciones: “hablan visión de su propia imaginación, no de la boca del Señor” (Jeremías 23:16; 27:14–17; Deuteronomio 18:20; Mateo 7:15).

Cuando leemos las Escrituras encontramos evidencias claras de un involucramiento particular y sobrenatural de Dios al revelar Su voluntad a sus escogidos, providencialmente preparados y gobernados soberanamente. Considera los siguientes ejemplos.

En 372 casos en el Antiguo Testamento, encontramos la frase, “Así dice el Señor” (ejem. Éxodo 4:22; Josué 24:2; Jueces 6:8; Isaías 7:7; Jeremías 2:2). En 92 casos encontramos: “la palabra del Señor vino” (ejem. Génesis 15:1; 1 Samuel 15:10; Isaías 38:4; Jeremías 14; Ezequiel 1:3).

1: En muchos lugares en el Nuevo Testamento, los escritores citan el Antiguo Testamento como las palabras de Dios o del Espíritu Santo. Por ejemplo: Mateo 15:4 “Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.” Hebreos 1:5 “Porque a ¿cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy? Y otra vez: ¿Yo seré a él Padre y el me será a mí Hijo?”

2: Pablo declara que sus palabras vienen del Espíritu Santo: “Estas cosas hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu Santo, comparando las cosas espirituales con lo espiritual” (1 Corintios 2:13); “buscan una prueba de que Cristo habla en mí, el cual no es débil para con ustedes, sino que es poderoso en ustedes” (2 Corintios 13:3); “Por esta razón nosotros también damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de nosotros, la recibieron no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los que creen” (1 Tesalonicenses 2:13).

3: Pedro pone las palabras del Nuevo Testamento a la par con las palabras del Antiguo Testamento: “Y tengan entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, les ha escrito en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen para su propia destrucción, así como lo hacen con el resto de las Escrituras” (2 Pedro 3:15–16).

4: Tu entendimiento correcto del carácter divino de la Escritura es absolutamente esencial para que tengas confianza en tu fe y para establecer una cosmovisión cristiana correcta—y para desafiar los vanos esfuerzos de los incrédulos. Cualquier duda que tengas acerca de la confiabilidad de la Escritura mina tu perspectiva cristiana completa.


Extracto del libro: Prepárate para la Buena Batalla; la metodología apologética de Greg Bahnsen.


Notas:


[1] Greg L. Bahnsen, Siempre Preparados: Instrucciones para Defender la Fe, ed. Robert R. Booth (Atlanta: American Vision, 1996), 141.

[2] Para una mayor discusión sobre esto, ver de Greg L. Bahnsen, La Apologética de Van Til: Lecturas y Análisis (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1998), 58–62.

[3] Cornelius Van Til, Una Introducción a la Teología Sistemática (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1974), 15.

[4] Eclesiastés está comparando y contrastando dos enfoques de la vida: Una vida sin referencia a Dios, totalmente desde una perspectiva “bajo el sol”, como en contra de una vida por fe en Dios que existe por encima del sol. Esto explica la inclinación negativa de Eclesiastés. Salomón no está expresando una desesperación del creyente por el mundo, sino una desesperación que surge de un enfoque de la vida del incrédulo. Para una exposición de la cosmovisión de Eclesiastés, ver de Kenneth Gentry, “Eclesiastés” (www.kennethgentry.com)

[5] Bahnsen, Siempre Preparados, 179. La palabra “teleología” se deriva de la palabra griega telos, que significa “final” o “propósito” y logos (“palabra” o “estudio de”) Un argumento teleológico sostiene la existencia de Dios basado en la evidencia, orden, propósito, diseño y/o dirección en el orden creado.

[6] En la Escritura, el acto de poner nombre a algo involucra ejercitar la autoridad sobre la persona o cosa que es nombrada, como cuando los padres le ponen nombre a sus hijos. En la semana de la creación vemos al Creador ponerle nombre a varios aspectos de la creación (ejem. Génesis 1:5, 8, 10). Continuando con esto, la Escritura enseña que Dios le pone nombre a las estrellas (Isaías 40:26). En que Adán fuera creado a la imagen de Dios para reflejarlo (Génesis 1:26), le permitió dar “nombres” a las otras creaturas, ejerciendo autoridad sobre ellos (Génesis 2:19–20, aún al ponerle nombre a su esposa con eso era su cabeza Génesis 2:23; 1 Corintios 11:3, 8, 9). En eventos dramáticos en las vidas de ciertos santos, Dios directamente les pone un nuevo nombre. Por ejemplo, Abram se convierte en Abraham (Génesis 17:5; Nehemías 9:7). Jacob se convierte en Israel (Génesis 32:28; 35:10), Simón se convierte en Pedro (Mateo 16:17–18). Por lo tanto, nadie le pone nombre a Dios; Él se pone nombre a sí mismo. Él sólo se auto define: ninguna autoridad existe por encima de Él.

[7] Greg L. Bahnsen, La Apologética de Van Til: Lecturas y Análisis (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1998), 4, nota 8.

[8] Cornelius Van Til, Una Introducción a la Teología Sistemática (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed, 1974), 14.

[9] Van Til, Teología Sistemática, 17.

[10] Omnipresencia se deriva de las palabras del latín omni (“todo”) y praesens (“presente”). Nos habla de la presencia de Dios personal y simultánea en todos lados y por todo el universo.

[11] La palabra encarnación viene del latín incarnare, “convertirse en carne”. Esta se basa en dos palabras latinas: in (“dentro”) más carn (“carne”). Nos habla de la venida del Dios invisible y espiritual en forma corporal en Jesucristo.

El Problema de los Absolutos de la Moral

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus obras en el cuerpo, de acuerdo a lo que ha hecho, sea bueno o sea malo.” (2 Corintios 5:10)


Preocupaciones Centrales

Hemos discutido ya el problema de los absolutos de la moral varias veces. Las preocupaciones morales son inevitables en la vida humana. Encontrarás que cada vez que te abstienes de golpear a tu vecino, él estará agradecido por tu contención moral. Y ¿qué sería de la sociedad si “cada uno hace lo que es correcto a sus propios ojos” (Jueces 17:6; 21:25)? Todos tendríamos miedo de salir en público—o aún de quedarnos en casa con miembros de la familia moralmente impredecibles. Todo momento de despertar en la vida incluye desafíos morales mientras que preferimos escoger una acción sobre otra. No somos animales que simplemente reaccionamos a nuestro medio ambiente por instinto. Somos creaturas morales “soberanamente” interactuando con nuestro ambiente social de acuerdo a consideraciones morales y racionales.

La Influencia Humanista

Probablemente estés también consciente de muchos de los enfoques peculiares de la moralidad que están siendo noticia hoy. Por ejemplo, considera “los derechos de los animales”. Los activistas de los derechos de los animales no sólo protestan en contra de la tortura perversa de las mascotas hecha por diversión o por las mortales peleas de perros por deporte. Tampoco están simplemente tratando de preservar las “especies en peligro” de extinción. Los derechos de los animales son ahora asuntos legales y políticos que han generado una “Fundación de Defensa Legal de los Animales,” el “Frente de Liberación Animal,” una “Enciclopedia en Internet de Filosofía de los Derechos de los Animales y más. Muchos otros censuran el “especismo” (elevar al hombre encima de los animales, de todas las cosas), lamentando “chauvinismo humano,” “supremacía humana” y “antropocentrismo.”[1]

Un sitio web de derechos de los animales presenta un artículo titulado “la Libertad es un Derecho Básico de los Animales.” Este empieza con estas palabras: “Este artículo se trata del rol central que la libertad juega en nuestro sentido de justicia. De acuerdo a Ruut Veenhoven, un investigador holandés sobre la felicidad, este es el factor más importante al buscar la felicidad. ¿Debería ser esto diferente para los animales?”[2] En La Pregunta Animal, Paola Cavalieri discute acerca del argumento moral moderno de que “su misma lógica se extiende a los animales no humanos como seres a quienes se les deben derechos morales y legales básicos y que, como resultado de esto, los derechos humanos no son humanos después de todo.”[3]

Muchos grupos vegetarianos argumentan la inmoralidad de comer animales.[4] Otros censuran vestirse con abrigos de pieles o zapatos de piel como parte de la destrucción de la vida animal.[5] Y, por supuesto, que estás familiarizado con los ambientalistas extremos que pueden detener la construcción de presas y perforaciones para petróleo. Hace unos años atrás un pez Dardo de Caracol de aproximadamente 10 centímetros “en peligro de extinción” detuvo la construcción de la Presa Tellico en el Río Tennessee, siendo una noticia internacional durante meses. Recientemente se desató un debate acerca de si el gobierno federal debería permitir una perforación de petróleo en el Refugio Nacional de Vida Salvaje del Ártico en Alaska.

Pero el problema que ha sido más ampliamente difundido y que es más peligroso hoy en día es la negación de los estándares de la moral absoluta y como consecuencia natural, condenar a los cristianos por aferrarse a morales absolutistas. Tú estás muy consciente de que tus valores morales cristianos son desafiados en todos lados. Tan sólo piensa en tus compromisos pro-vida (Éxodo 20:13; 21:22–23) y toma en cuenta el fuerte escándalo sobre el nombramiento de jueces conservadores en los distintos tribunales en los Estados Unidos. O pides la santidad de las relaciones sexuales en el matrimonio (1 Corintios 6:9; Gálatas 5:19; Hebreos 13:4) y debes soportar la burla de ser “puritano.” O condenas la conducta homosexual (1 Corintios 6:9; 1 Timoteo 1:10) y eres dado de baja por oponerte a los derechos de la privacidad. Estos son algunos pocos de los desafíos morales que los cristianos enfrenten en nuestro mundo relativista.

La cuestión de los valores morales es un componente importante en el desafío del cristiano al incrédulo. Debes siempre recordar que tu conflicto con él es al nivel de la cosmovisión. Y que fuiste enseñado en un capítulo anterior que la cosmovisión involucra necesariamente tres componentes clave: la metafísica, la epistemología y la ética.

El Énfasis del Incrédulo

Ahora consideremos los pormenores del relativismo moral que infectan nuestra cultura hoy. En cada una de las citas de abajo, los énfasis son míos y no se encuentran en los documentos originales. El tercer punto del Manifiesto Humanista III (1973) asevera rotundamente una moralidad que niega a Dios, es relativista y autónoma:

“Nosotros afirmamos que los valores morales obtienen su fuente de la experiencia humana. La Ética es autónoma y situacional no necesitando de sanciones teológicas o ideológicas. La Ética se deriva de la necesidad y el interés humano. Negar esto distorsiona toda la base de la vida. La vida humana tiene significado porque nosotros creamos y desarrollamos nuestros futuros. La felicidad y la realización creativa de necesidades y deseos humanos, individuales y disfrutados de manera compartida, son temas continuos del humanismo. Nos esforzamos por la buena vida, aquí y ahora.”

El investigador francés Emile Durkheim (1858–1917) fue una figura importante en el desarrollo de la sociología “científica” moderna. Él expresó el relativismo moral muy bien:

En la actualidad, ya no se puede sostener por más tiempo, que exista una sola moralidad, que sea válida para todos los hombres en todos los tiempos y en todo lugar… El propósito de la moralidad practicada por una persona es capacitarlo para vivir; por consiguiente, la moralidad cambia con las sociedades. No existe sólo una moralidad, sino muchas y existen tantas como los tipos sociales que existen. Y como nuestra sociedad cambia, así cambiará nuestra moralidad.”

Una publicación reciente de una adolescente acerca de costumbres sexuales y enfermedades de transmisión sexual se titula “La Búsqueda de la Excelencia.” En una parte dice:

“Muy temprano en la vida, estarás expuesto a diferentes sistemas de valores de tu familia, la iglesia o la sinagoga y de tus amigos… Depende de ti decidir tu propio sistema de valores para construir tu propio código ético… Tendrás que aprender que es lo correcto para ti a través de la experiencia… Sólo tú puedes decidir lo que es correcto y cómodo para ti.”

¡Ora para que ningún caníbal lea esto! La Enciclopedia de Internet Wikipedia tiene un rubro en “Relativismo Moral.” En una parte dice:

“En la filosofía, el relativismo moral es la posición de que las proposiciones morales o éticas no reflejan verdades morales absolutas y universales sino que en lugar de eso son preferencias personales o históricas, culturales y sociales, y donde no existe un estándar en particular por medio del cual se acceda a la verdad de la proposición ética. Las posiciones relativistas muchas veces ven los valores morales como aplicables sólo dentro de ciertos límites culturales o dentro del contexto de preferencias individuales.”

Aldous Huxley, en su novela Fines y Medios, presentó lo siguiente:

“El filósofo que no encuentra significado en este mundo no está preocupado solamente con un problema de metafísica pura; también está preocupado en probar que no hay una razón válida del porque en lo personal no debiera hacer lo que quiere hacer.

Para mí, y sin lugar a dudas, para la mayoría de mis contemporáneos, la filosofía sin sentido era esencialmente un instrumento de liberación. La liberación que nosotros deseamos era simultáneamente una liberación . . . de algún sistema de moralidad. Nos oponemos a la moralidad porque esta interfiere con nuestra libertad sexual; nos oponemos a los sistemas político y económico porque son injustos. Los partidarios a estos sistemas afirman que de alguna manera ellos personificaban el significado (un significado cristiano, ellos insistían) del mundo. Sólo había un método simple admirable de refutar a esta gente y al mismo tiempo justificarnos a nosotros mismos en nuestra rebeldía política y erótica: nosotros podíamos negar que el mundo tuviera algún significado.”[6]

El Humanista Max Hocutt dice que los seres humanos “pueden, hacen e inventan sus propias reglas… La moralidad no es algo que se descubre; es algo que se hace.”[7] Con respecto a la evolución y la ética, hemos aprendido que:

“La posición de los evolucionistas modernos es que… la moralidad es una adaptación biológica no menos que nuestras manos, pies y dientes. Considerado como un conjunto de afirmaciones justificables racionalmente acerca de algo objetivo, la ética es una ilusión. Yo aprecio que cuando alguien dice “Ama tu prójimo como a ti mismo,” ellos piensen que se refieren por encima y más allá de sí mismos. La moralidad es tan sólo una ayuda para sobrevivir y para la reproducción… y cualquier significado más profundo es ilusorio.[8]

Aún el campo de la medicina es susceptible al relativismo en el área de la moralidad. Nuestro texto de ética moral establece:

“Es seguro que algunos tengan severas dudas de que nosotros tenemos a nuestra disposición una teoría ética normativa firmemente articulada que nos proporciona un conocimiento sistemático del bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, de tal forma que pudiera brindar una confianza ética de que ellos tienen una habilidad moral que les capacita para trazar el camino de la ética aplicada.”[9]

El Profesor de Filosofía de la Universidad de Stanford, Richard Rorty, sucintamente establece en su libro: “La Hermenéutica, Estudios Generales y Enseñanza”: “Decir que realmente existen valores objetivos por ahí, que existe una realidad moral que le corresponda, parece tan inútil como decir que Dios está de nuestro lado.” El filósofo existencialista Jean-Paul Sartre escribe:

“El existencialista, por el contrario, piensa que es muy angustiante que Dios si exista, porque toda posibilidad de encontrar valores en un cielo de ideas desaparece juntamente con Él; ya no puede existir el Bien a priori, ya que no hay una conciencia infinita y perfecta para pensarlo. En ningún lugar está escrito que el Bien exista, que debamos ser honestos, que no debamos mentir; porque el hecho es que nosotros estamos en un plano en donde sólo hay hombres. Dostoevsky dijo, “Si Dios no existiera, entonces todo sería posible.” Este es el punto de partida específico del existencialismo. De hecho, todo es permisible si Dios no existe y como resultado el hombre está abandonado, porque ni dentro de sí o fuera encuentra algo a que aferrarse. Él no puede empezar a crear excusas para sí mismo.”[10]

De acuerdo al Profesor de leyes de la Universidad de Yale, el agnóstico Arthur Allen Leff, con el surgimiento de una filosofía empirista de la ley

“Muy probablemente condicionándola en el hecho, el conocimiento del bien y el mal, como un sujeto intelectual, estaba siendo destruido sistemática y efectivamente. El pantano histórico por el cual el andar ético guiaba, fue abolido en los primeros años de este siglo (no por primera vez, pero si muy claramente esta vez); el pensamiento normativo salió arrastrándose del pantano y murió en el desierto. Surgieron un gran número de escuelas de ética—axiológica, materialista, evolutiva, intuicionista, situacional, existencial y muchas más—pero todas ellas sufrieron el mismo destino: ya sea que fueron vistas como las premisas finales de algunas intuiciones (reforzadas o no por el recuento de la nariz de aquellos que aparentemente tienen las mismas intuiciones) o fueron más arbitrarias que aquellas basadas solamente en alguna premisa de “por el bien de la discusión.” Voy a poner la situación actual tan claramente como sea posible: No existe hoy una forma de “probar” que quemando a bebés con napalm es malo excepto imponiéndola (con una voz cada vez más fuerte) o al definirla de esa manera, al inicio del juego de alguien y después deslizándola en un susurro como una conclusión. Ahora bien, este es un hecho de la vida intelectual moderna y se conoce, dolorosamente, como una de pocas que al mismo tiempo horroriza y es banal.”[11]

Es innecesario decir, que el filósofo de la Universidad de Toronto, John Rist, señala que es “ampliamente aceptado que hay una crisis en el debate Occidental contemporáneo acerca de los fundamentos éticos.”[12] Este ha sido impactado por el compromiso científico occidental al materialismo, el cual está bien expresado por el reconocido evolucionista bio-ético, Peter Singer: “Nosotros somos animales evolucionados y atestiguamos la evidencia de nuestra herencia, no sólo en nuestra anatomía y en nuestro ADN, sino también en nuestro comportamiento.”[13]

El filósofo ateo Bertrand Russell capto la esencia de la ética materialista: “Impotente y breve es la vida del hombre; sobre él y toda su raza, la lenta y segura perdición cae de forma despiadada y obscura. Ciego al bien y el mal, sin temor a la destrucción, materia omnipotente rueda en su camino implacable.”[14]

Aún quienes niegan los absolutos morales tienen al menos una moral absoluta: “No debes creer que hay absolutos morales. Debes creer que no hay moralidad.” En realidad, ellos contradictoriamente tienen una moralidad acerca de la no moralidad. Ellos dicen tú debes (“debes” implica una obligación moral o un deber) creer que no hay absolutos morales. Esto está ilustrado por el profesor de ética, comprometido con el relativismo moral y la negación de los absolutos morales, quien demandará absolutamente que sus estudiantes no copien en los exámenes.

Este es el punto de vista moral del hombre caído. Como has aprendido del análisis de la cosmovisión, las cosmovisiones necesariamente involucran las consideraciones metafísicas, epistemológicas y éticas. Por lo tanto, la razón por la que aquellos quienes demandan morales no absolutas están envueltos en una contradicción propia, es porque los absolutos morales son ineludibles.

¿Cómo es que el mundo del incrédulo le da sentido a los absolutos morales? ¿Puede darle sentido a eso? La respuesta viene con un rotundo, “¡No!” El no cristiano no puede darle sentido a los absolutos morales, aún a su propio relativismo absolutista. Nosotros debemos desafiar al incrédulo: “¿Qué cosmovisión le de sentido a nuestra experiencia humana? ¿Cuál hace que la experiencia humana sea inteligible?” Nosotros queremos demandar del incrédulo la manera en la que puede hacer juicios acerca del bien y el mal en el mundo. ¿Cuáles son las opciones para el no cristiano? Él no acepta la Palabra de Dios como la autoridad para determinar lo moralmente bueno, así que ¿qué define lo “bueno” para él?

El cristiano tiene obviamente nociones de lo correcto y lo incorrecto. Desde el fundamento mismo de nuestra cosmovisión está el Dios moral, personal y eterno quien claramente y soberanamente se revela a Sí mismo tanto en la naturaleza como en la Escritura, de este modo nos muestra el carácter inalterable de lo bueno. Jesús desafía al joven rico con su entendimiento de lo “bueno” al declararle: “Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.” (Marcos 10:18).[15] El carácter mismo de Dios es el fundamento de nuestra perspectiva ética.

El Problema del Incrédulo

La respuesta estándar que define lo “bueno” sigue dos perspectivas: lo Bueno es lo que evoca aprobación o es lo que cumple un cierto propósito. Involucrémonos en una crítica interna de estos dos enfoques éticos.

Lo Bueno es lo Que Evoca Aprobación

En esta perspectiva encontramos dos formas de la ética de aprobación evocativa: (1) Lo Bueno es lo que evoca la aprobación social; (2) lo Bueno es lo que evoca aprobación personal. Es decir, el bien está definido o por la sociedad o por el individuo. Consideremos las dos formas de este enfoque:

1: Lo Bueno es lo que evoca aprobación social. Un artículo en internet resume esta ética de aprobación social de una forma que muestra el problema inherente en el relativismo moral:

“El relativismo cultural mantiene que los estándares morales difieren de una cultura a otra. Este dice que el bien y el mal son relativos a la cultura. Lo que es “bueno” es lo que esta “socialmente aprobado” en determinada cultura. El relativismo cultural sostiene que lo “bueno” significa lo que es “socialmente aprobado” por la mayoría en una cultura específica. Esto significa que cualquiera que nazca en una cultura en particular se espera que siga los códigos morales de esta cultura porque estos ya existían. Además, el relativismo cultural mantiene que hay diferentes formas de aplicar los principios éticos básicos de una cultura a otra.”

En esta perspectiva surge una dificultad: Si la aprobación social define lo bueno, nosotros debemos preguntar a donde nos lleva esto. Cuando vemos la historia de la cultura humana descubrimos muchas culturas involucradas en prácticas moralmente censurables. Si lo bueno es determinado por la sociedad, entonces no podemos condenar prácticas tales como el genocidio, el canibalismo, los sacrificios humanos, el infanticidio, la pederastia, la inmolación de la viudez o suicidios comunitarios, por nombrar algunos pocos problemas.

Genocidio. Sociedades completas han caminado junto con la opresión a los judíos, dando lugar a lo que conocemos como antisemitismo en general y al holocausto alemán en particular. La oración “La Sociedad completa ha caminado junto con la opresión a los judíos” es coherente y tiene sentido. Pero si lo bueno es lo que evoca la aprobación social, entonces por definición se vuelve imposible criticar una sociedad por lo que hace, aún por quemar a judíos y matarlos en campos de concentración. El artículo de Wikipedia acerca del genocidio señala que “En el siglo pasado, juergas de matanzas deliberadas a gran escala de grupos completos de personas han ocurrido en lo que ahora es el Imperio Otomano, Namibia, la República Democrática del Congo, la Unión Soviética, por ejemplo, la hambruna forzada por Stalin en las granjas de Ucrania, el asesinato de Mao de 20 a 60 millones de chinos, Camboya, Ruanda y Sudán.”

Canibalismo. Algunas sociedades han practicado el canibalismo (también llamado “antropofagia”[16]). La literatura de las civilizaciones chinas antiguas habla ampliamente del canibalismo. Los exploradores europeos descubrieron que el Imperio Azteca en México estaba practicando el canibalismo. No hace mucho tiempo el canibalismo existió entre los aborígenes de la región de Arnhem Land, en el lejano norte del Territorio de Australia. De acuerdo a los antropólogos, la tribu Korowai Papua del sureste y la tribu Fore de Nueva Guinea son culturas caníbales todavía hoy en día.

De acuerdo a investigaciones genéticas recientes del National Geographic, “Los marcadores genéticos comúnmente encontrados en los humanos modernos por todo el mundo podrían ser evidencia de que nuestros primeros antepasados eran caníbales, de acuerdo a una nueva investigación.” Los científicos sugieren que aún en la actualidad muchos de nosotros cargamos un gen que evolucionó como una protección en contra de una enfermedad del cerebro que podía ser esparcida por comer carne humana.”[17]

Sacrificio Humano. El sacrificio humano es otra práctica cultural con implicaciones morales fuertes. De acuerdo al artículo de Wikipedia: “El sacrificio Humano era practicado en muchas culturas antiguas. Las víctimas eran asesinadas mediante ritos en una forma en la que se suponía agradaban y mitigaba a los dioses o espíritus. En raras ocasiones los sacrificios humanos siguen sucediendo hoy.” Esta práctica era conocida entre los antiguos fenicios, cartagineses y chinos, los primeros medievales celtas, vikingos y entre las sociedades Azteca, Maya e Inca.

Infanticidio. La práctica de infanticidio ha sido ampliamente experimentada en las sociedades humanas. El artículo de Wikipedia acerca del “Infanticidio” comenta:

“El Infanticidio era común en todas las culturas antiguas bien estudiadas, incluyendo aquellas del antiguo Grecia, Roma, India, China y Japón. La práctica del infanticidio ha tomado muchas formas. Sacrificios de niños a figuras o fuerzas sobrenaturales, tales como la alegada práctica en la antigua Cartagena, es una forma; sin embargo, muchas sociedades sólo practicaban un infanticidio simple y consideraban los sacrificios de niños como moralmente repugnantes. El fin de esta práctica de infanticidio en el mundo occidental coincidió con el surgimiento del cristianismo como la religión más importante. Sin embargo, la práctica nunca fue erradicada completamente y aún continua hoy en áreas de extrema pobreza y sobrepoblación, tales como en partes de China y la India. Los infantes femeninos, antes y ahora, son particularmente vulnerables.”

El artículo continúa hablando de la práctica en la cultura Romana alta, la consentida del humanismo moderno:

“La civilización romana clásica puede servir como ejemplo de ambos aspectos. En algunos periodos de la historia romana era una práctica tradicional para un recién nacido ser traído al pater familias, al patriarca de la familia, quien decidiría entonces si el niño se quedaría y sería criado o se le dejaría expuesto a la muerte.”

Abuso sexual infantil. Las antiguas sociedades griega y romana se involucraban en la “pederastia.” Esto alienta prácticas que la mayoría de los americanos considerarían sin importancia pero el abuso sexual a menores y los estándares éticos cristianos condenan abiertamente. De acuerdo a Wikipedia:

“La Pederastia, como la idealizaban los antiguos griegos, era una relación y un lazo entre un niño adolescente y un hombre adulto fuera de su familia inmediata. En un sentido más amplio se refiere al amor erótico entre hombres adolescentes y adultos. La palabra se deriva de la combinación de paidi (griego para “niño”) con erastis (griego para “amante”; Eros). En esas sociedades donde la pederastia prevalece, aparece como una forma de una práctica abierta de bisexualidad masculina. En la antigüedad, la pederastia era practicada como una institución educativa y moral en la Grecia y Roma antiguas. Otras formas de esta eran comunes y también se encontraba entre los celtas (de Aristóteles, Política, II 6.6. Entonces. XIII 603a) y entre los persas (de Herodoto 1.135). Más recientemente, fue difundida en Toscana y el norte de Italia durante el Renacimiento. Fuera de Europa, era común en el Japón pre moderno hasta la restauración meiji, en Mogol India hasta la colonización británica, entre los aztecas antes de la conquista española de México y en China y Asia Central hasta principios del siglo 20. La tradición pederasta persiste en la actualidad en ciertas áreas de Afganistán, el medio este, África del Norte y Melanesia.”

Aún en la actualidad en Estados Unidos la “Asociación Norteamericana de Amor Hombre/Niño” defiende el amor libre entre adultos y niños. En su sitio web puedes encontrar un artículo que dice: “La pederastia es la forma principal que la homosexualidad masculina ha adquirido por toda la civilización occidental—y ¡no sólo en el Oeste! La Pederastia es inseparable de los puntos más altos de la cultura occidental—la antigua Grecia y el Renacimiento.”[18]

La inmolación de la viudez. La práctica de sati en la cultura hindú es generalizada. El hinduismo es la tercera religión más grande del mundo, con 900 millones de adeptos. La costumbre de un funeral hindú en la actualidad, normalmente involucra la práctica sati, en donde la viuda se inmola a sí misma en la hoguera del funeral de su marido. La expectativa es tan fuerte que existe evidencia de que se les obliga a las viudas a quemarse a sí mismas vivas, aún cuando ellas no lo quieran hacer. Esta práctica data de alrededor del año 500 d.c. y fue ampliamente practicada en tiempos pre modernos.

Suicidios Comunitarios. La práctica India de jauhar se llevaba a cabo en tiempos medievales. De acuerdo a Wikipedia, “La práctica de jauhar, sólo conocida en Rajastán, era un suicidio colectivo de una comunidad. Este consistía en una inmolación masiva de mujeres y algunas veces también de niños, los ancianos y los enfermos, al mismo tiempo que sus hombres de guerra morían en la batalla.”

Pero aún incrédulos que niegan los estándares de moral absoluta, critican estas y otras sociedades por su conducta moral. Ellos hablan de sociedades que son humanas o inhumanas, que son bélicas o pacíficas, que son puritanas o tolerantes sexualmente. Mientras que censuran los estándares de moral absoluta del cristianismo, los incrédulos no obstante hacen evaluaciones morales de las sociedades. Estas evaluaciones, sin embargo, no tienen sentido si lo bueno es cualquier cosa que evoca la aprobación social y si no existe un estándar moral definitivo.

Además, normalmente pensamos que las cosas evocan aprobación porque ellas no son buenas en sí mismas. Normalmente no pensamos en evocar aprobación a aquello que constituye la bondad. ¿Por qué es que una acción en particular evoca la aprobación de la sociedad? La teoría de la ética propia de los no cristianos no tiene sentido, dada su perspectiva ética filosófica, dada su insostenible cosmovisión.

Si los incrédulos en esta escuela de ética argumentan que lo bueno es intuido, entonces surge otro problema: No puedes discutir acerca de lo bueno—tú simplemente intuyes lo que es bueno. Una vez más, no puedes tener una discusión racional acerca de lo correcto y lo incorrecto, porque no tienes forma de resolver las diferencias de opinión. Esto reduce la moralidad a una preferencia subjetiva que no une a nadie, ni siquiera el subjetivista que puede cambiar su punto de vista en cualquier momento. De hecho, tú no tienes una forma predecible de decir que la intuición de una persona acerca de lo bueno es buena en sí. Terminas teniendo que intuir que tu intuición es correcta, después intuir que tu intuición acerca de tu intuición es correcta. Y continuar así en una regresión infinita que es el resultado de no tener un estándar absoluto y auto verificable. Así es que, en este enfoque de la ética no puedes criticar a ninguna sociedad.

2: Lo Bueno es lo que evoca aprobación personal. El enfoque de aprobación personal a la moralidad termina en una teoría emotiva de la ética: El bien y el mal son sólo expresiones de nuestras respuestas emocionales. El bien y el mal realmente no describen nada. Esta escuela de pensamiento ético afirma que los juicios morales no pueden ser considerados ni falsos ni verdaderos. Esto es debido a que sus expresiones son una preferencia subjetiva individual o de una sociedad.

Todos hemos escuchado la declaración de: “Es bueno ayudar a los huérfanos.” Nota que esta declaración no es la misma cuando la dice Teo de cuando la dice Memo. Cuando Teo la asevere, simplemente significa: “A Teo le gusta ayudar a los huérfanos.” Cuando Memo la asevere, simplemente significa: “A Memo le gusta ayudar a los huérfanos.” Por consiguiente, en este enfoque no tenemos una calidad objetiva o pública, sino sólo expresiones subjetivas y emocionales. En tal enfoque, la ética se vuelve imposible y subjetiva. Así es que: “Lo Bueno es lo que evoca una aprobación personal” carece de sentido.

Lo Bueno es lo Que Cumple un Cierto Propósito

Algunos especialistas en ética argumentan que lo bueno es teleológico, es decir, que busca un cierto propósito (telos = “fin” o “propósito”) el cuál define la bondad. En un artículo en internet acerca de “Teleología y Ética” encontramos este punto de vista descrito:

“La idea de que el valor moral en una acción está determinado por las consecuencias de esa acción es catalogada muchas veces como consecuencialismo. Por lo general, las “consecuencias correctas” son aquellas que son más benéficas para la humanidad—estas promueven la felicidad humana, el placer humano, la satisfacción humana, la supervivencia humana o simplemente el bienestar general de todos los humanos. Cualesquiera que sean las consecuencias, se cree que aquellas consecuencias son intrínsecamente buenas y de valor, y que es por eso las acciones que llevan a esas consecuencias son morales mientras que las acciones que te alejan de ellas son inmorales.”[19]

Pero examinemos las falacias en este sistema ético. Si lo bueno es lo que cumple propósitos escogidos, esto lleva a ciertas consecuencias. El utilitarismo enseña que lo bueno es lo que produce la mayor felicidad para el mayor número. Los hedonistas enseñan que nuestra propia felicidad individual y bienestar son las metas de lo bueno. Pero en ambos casos, si lo bueno es conducente a lo que escogiste, la pregunta es: ¿Cómo es que lo bueno es el propósito al que se supone que los “medios para el fin” se dirigen? Cuándo el utilitario dice que lo bueno es para el mayor número, debemos preguntar: “¿Por qué es el mayor número determinante para lo bueno?” Esto asume que el propósito es en sí bueno. Pero ¿cómo sabes que eso es bueno? Además, cuando una cultura entera acepte que cierto propósito es “bueno” (tal como comerte a tu enemigo vencido), ¿cómo podemos declarar que ese fin es malo?

Entonces nosotros nos debemos preguntar que queremos decir con la palabra “bueno” en estos puntos de vista. El incrédulo sabe en lo profundo de su corazón que lo bueno es lo que corresponde con la actitud de Dios hacia las cosas y que lo malo es lo que es contrario a la actitud de Dios. Los incrédulos usan el lenguaje del bien y el mal de formas absolutas y después buscan una teoría para cubrirlo. Pablo expone la fuente verdadera de la consciencia moral del hombre cuando escribe de los gentiles incrédulos que “cuando los gentiles que no tienen la Ley, hacen por naturaleza las cosas de la Ley, éstos, no teniendo la Ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y sus pensamientos acusándolos o defendiéndolos alternadamente” (Romanos 2:14–15).

En nuestro enfoque apologético a la ética, necesitamos seguir el ejemplo de Pablo en Areópago. En Atenas el declara: “Encuentro que son muy supersticiosos. Este dios que no entienden, ahora yo lo proclamo.” Esto es efectivamente lo que nosotros necesitamos hacer con el incrédulo para que él pueda encontrar un fundamento verdadero para su ética.

Observaciones Exegeticas

La pregunta acerca de un estándar absoluto para la ética es un aspecto importante para la cosmovisión cristiana. Ahora debes comprender la futilidad de los sistemas éticos incrédulos que carecen de un estándar absoluto. La aplicación de la ley de Dios a la ética moderna es esencial para el acercamiento de la apologética cristiana. Un pasaje de la Escritura importante donde Pablo señala el estándar absoluto de la moralidad y su aplicación en el nuevo pacto es 1 Timoteo 1:8–11. Aquí él habla de la ley de Dios del Antiguo Testamento:

“Sabemos que la Ley es buena, si se usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para los hombres justos, sino por aquellos que no tienen ley y son rebeldes, para el impío y los pecadores, para los irreverentes y profanos, para aquellos que matan a sus padres y madres, para homicidas, para fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio de Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.”

Debemos notar varias verdades importantes contenidas en esta declaración. Primero, que la ley de Dios es “buena.” Él establece también esto en Romanos 7:12 donde leemos: “De manera que la Ley es santa y el mandamiento es santo, justo y bueno.” De hecho, Pablo confiesa que él no habría conocido el “pecado” si no fuera por la ley de Dios: “Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; porque tampoco conociera la codicia si la ley no dijera “No codiciarás” (7:7).

La razón por la que la ley es “buena” es porque está arraigada en el carácter mismo de Dios. Cuando estudiamos las representaciones Escriturales del carácter de la Ley de Dios, rápidamente descubrimos que los mismos atributos morales que se le aplican son también usados al referirse de Dios mismo:

  • Dios es bueno (Marcos 10:18; Salmos 143:10)—la Ley es buena (Deuteronomio 12:28; Salmos 119:68; Romanos 7:12, 16; 1 Timoteo 1:8).
  • Dios es recto (Deuteronomio 32:4; Esdras 9:15; Salmos 116:5)—la Ley es recta (Deuteronomio 4:8; Salmos 19:7; Romanos 2:26; 8:4).
  • Dios es justo (Deuteronomio 32:4; Salmos 25:8, 10; Isaías 45:21)—la Ley es justa (Proverbios 28:4–5; Zacarías 7:9–12; Romanos 7:12).
  • Dios es santo (Isaías 6:3; Apocalipsis 15:4)—la Ley es santa (Números 15:40; Romanos 7:12).
  • Dios es perfecto (2 Samuel 22:31; Salmos 18:30; Mateo 5:48)—la Ley es perfecta (Salmos 1:25; Santiago 1:25).

Por consiguiente, la ley de Dios refleja el carácter de Dios que es lo que define lo “bueno.”. Lo bueno no es algo fuera de Dios con lo que Dios mismo debe medirse. Ni es lo que es por la determinación soberana de Dios (porque entonces Él podría cambiar algunas nociones de “bueno”). Más bien, lo bueno es lo que refleja Su propio carácter interno y por lo tanto, es lo que nos es revelado objetivamente en Su Palabra, particularmente en Su santa ley.

En segundo lugar, no se puede abusar de la ley de Dios. “La ley es buena, si se usa legítimamente.” Los estándares de moral absoluta pueden ser abusados por medio de una aplicación pecaminosa. El ejemplo clásico del abuso de la ley de Dios lo encontramos en el Nuevo Testamento registrado de los fariseos, quienes buscaban usar la ley de Dios para sobajar a otros y enaltecerse ellos (Mateo 6:5; 23:2–4; Lucas 18:10–11).

En tercer lugar, la ley de Dios no es opresiva. La imputación moderna, de que los cristianos que siguen la ley de Dios son “puritanos,” muestra el odio del incrédulo a la ley de Dios en que usa un término que es una recomendación (puro) de manera despectiva (opresiva). Debemos buscar ser “puritanos” (es decir, puros) en nuestros valores morales. La ley no es una restricción sobre aquellos que actúan rectamente, sino sólo sobre aquellos que hacen obras malas: “la ley no fue dada para los hombres justos, sino por aquellos que no tienen ley y son rebeldes” (1 Timoteo 1:9).

Los principios absolutos de la moralidad están diseñados para frenar los deseos malos del corazón del pecador. La ley de Dios condena el “bien para la sociedad” de aquellas culturas que practican el genocidio, canibalismo, sacrificio humano, infanticidio, pederastia, inmolación de viudez o suicidios comunitarios—y los males más mundanos de nuestra propia cultura.

En cuarto lugar, la ley de Dios está destinada a todo el mundo. Esto es verdad aún hoy en esta era del Nuevo Pacto. Nosotros sabemos que Pablo está hablando de la ley de Dios como fue expresada específicamente en la ley de Moisés, porque él siempre elogia la ley de Moisés (Romanos 2:13, 23; 7:7, 12; 13:8, 10). En el Antiguo Testamento vemos que la ley de Moisés es, de hecho, la ley de Dios porque se refiere repetidamente a ella como “Su ley,” “Mi ley,” o “la ley de Dios.”[20] De hecho, Pablo define el amor por medio de guardar la ley de Moisés en nuestra relación con otros (Romanos 13:8, 10; Gálatas 5:14), al igual que Jesús (Mateo 22:36–40) y Santiago (Santiago 2:10).

Pablo, conocido en el Nuevo Testamento como el apóstol a los gentiles y a los incircuncisos (Romanos 15:16; Gálatas 2:9; Efesios 3:8), no obstante, confirmó la Ley “judía” de Moisés como un ideal ético del pueblo de Dios. Cuando le escribió a la iglesia en Roma, se estaba dirigiendo a la iglesia gentil (Romanos 1:13; 15:12; 16:4). A pesar de esto él pudo escribir: “De manera que la ley a la verdad es santa y el mandamiento santo, justo y bueno… Porque sabemos que la ley es espiritual” (Romanos 7:12, 14). Y esto estaba bien en la era del Nuevo Pacto. Inclusive, les declara absolutamente a estos gentiles la continua relevancia de la ley:

  • Ahora sabemos que todo lo que la Ley dice, lo dice a los que están bajo la Ley, para que toda boca sea cerrada y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios (Romanos 3:19).
  • ¿Luego por la fe invalidamos la Ley? ¡En ninguna manera! Sino que confirmamos la Ley (Romanos 3:31).

Pablo declara terminantemente que el promover la ley de Dios es una característica de la “sana doctrina” y es “según el glorioso evangelio del Dios bendito” que le había sido encomendado a él (1 Timoteo 1:10–11). También debemos recordar el estudio previo sobre la declaración de Pablo acerca de la inspiración: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16–17). Esto declara necesariamente a la ley de Dios (una gran porción de la Escritura) como “útil” para “instruir en justicia.”

Como cristianos tenemos un Dios santo, inmutable y absoluto quien ha revelado su ley santa, inmutable y absoluta para proveer un fundamento santo, inmutable y absoluto para nuestra perspectiva ética y nuestra conducta moral. El no cristiano puede no respetar estándares morales porque no tiene fundamentos para ellos. No puede si quiera declarar incorrecto atrocidades tales como el genocidio, canibalismo, sacrificio humano, infanticidio, pederastia, inmolación de la viudez o suicidios comunitarios.


Extracto del capítulo 9 del libro “¡Prepárate para la Buena Batalla!: La Metodología Apologética de Greg L. Bahnsen”.


Notas:


[1] Kyle Ash, “Derechos Internacionales de los Animales: Especismo y Dignidad Humana Excluyente,” Revista de la Ley Animal, Universidad Estatal de Leyes de Michigan (11), 195ff. (http://www.animallaw.info/journals/jo_pdf/vol11_p195.pdf, consultado el 5-31-13).

[2] “La Libertad es un Derecho Animal Básico” del sitio web de Libertad Animal: http://www.animalfreedom.org/english/opinion/freedom.html, consultado el 5-31-13

[3] Paola Cavalieri, La Pregunta Animal: Por qué los Animales no Humanos Merecen Derechos Humanos (Oxford: Oxford University Press, 2005), copia de la contraportada.

[4] La Biblia permite claramente comer carne (Génesis 9:3; 12:4; Deuteronomio 12:15; Marcos 14:12; 1 Corintios 10:25).

[5] En el Edén después de la Caída de Adán, Dios mismo le hizo a Adán y a Eva “túnicas de pieles” de los animales (Génesis 3:21). Él también requirió pieles de animales para el Tabernáculo (25:5; 26:14; 35:7). El profeta más grande del antiguo pacto era Juan el Bautista (Mateo 11:11), quien era un mensajero especial de Dios (Mateo 11:10). Él vestía pelo de camello y ropa de piel (Mateo 3:4; Marcos 1:6).

[6] Aldous Huxley, Fines y Medios (London: Chatto & Windus, 1937), 272, 273

[7] Max Hocutt, “Hacia una Ética de Alojamiento Mutuo,” en Ética Humanista, ed. Morris B. Storer (Buffalo: Prometheus, 1980), 137

[8] Michael Ruse, “Teoría de la Evolución y Ética Cristiana,” en El Paradigma Darwiniano (London: Routledge, 1989), 262–269.

[9] Kai Neilson, “Ser Escéptico a la Ética Aplicada,” en Clínica Médica Ética: Exploración y Evaluación, eds. Terrence F.Ackerman y Glenn C. Graber, et al. (Lanham, MD: University Press of America, 1987), 100.

[10] Jean-Paul Sartre, “Existencialismo,” trad. Bernard Frechtman, en Existencialismo y Emociones Humanas (New York: Cita del, 1957), 23. Citado en Ed. L. Miller, Preguntas que Importan: Una Invitación a la Filosofía, 3rd ed., (New York: McGraw-Hill, 1992), 396.

[11] Arthur Allen Leff, “Análisis Económico de la Ley: Un poco de Realismo acerca del Nominalismo,” Virginia Law Review (1974), 454–455.

[12] John Rist, Ética Real (Cambridge: Cambridge University Press, 2003), 1.

[13] Peter Singer, Un Izquierdista Darwiniano: Política, Evolución y Cooperación (New Haven, CT: Yale University Press, 2000), 11.

[14] Bertrand Russell, ¿Por qué Yo No Soy Cristiano? Y Otros Ensayos sobre la Religión y Temas Relacionados, ed. Paul Edwards (New York: Simon and Schuster, 1957), 115.

[15] Cuando Cristo le responde, “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino Dios,” no está diciendo que Él (Cristo) en sí mismo no sea bueno (lo que implicaría que Él no es Dios encarnado). Él está buscando ver si el joven sabe que es “bueno” y quien es Jesús. Esta es una pregunta retórica designada a ver si el hombre rico se sometería a Su autoridad. Trágicamente, el joven dejó a Jesús, prefiriendo su riqueza en lugar de la autoridad de Cristo.

[16] Antropofagia se deriva del compuesto de dos palabras en griego: anthropos (“hombre, humano”) y phagein (“comer”).

[17] John Roach, “¿El Canibalismo Normal Para losPrimeros Humanos?” National Geographic News (4/10/03): http://news.nationalgeographic.com/news/2003/04/0410_030410_cannibal.html, consultado el 5-31-13

[18] David Thorstad, “Pederastia y Homosexualidad”: http://nambla.org/pederasty.html, consultado el 5-31-13

[19] Austin Cline, “Teleología y Ética: Acciones y Consecuencias” en el sitio About.com: http://atheism. about.com/library/FAQs/phil/blfaq_phileth_teleo.htm, consultado el 5-31-13

[20] Deuteronomio 30:10; Josué 24:26; 2 Reyes 10:31; 17:13; 21:8; 1 Crónicas 22:12; 2 Crónicas 6:16; 31:21; Esdras 7:6, 12, 14, 21; Nehemías 8:8, 18; 9:3; 10:28, 29; Salmos 78:1; 81:4; 89:30; 119:34, 77, 92, 97, 109, 174; Isaías 1:10; Jeremías 6:19; 9:13; 16:11; 22:26; 26:4; 31:33; 44:10; Daniel 6:5; Oseas 4:6; 8:1.